15.4.20

La familia NO es para siempre

Anoche, llorando y sosteniendo el nudo en la garganta, le prometí a mi madre que me iría. Prefería ver a mi madre tranquila y esa era la manera de devolverle un poco de paz. La indecisión estaba cargada hacía un lado de la balanza, mejor mi hermana en la casa que yo, así ella no se iría de la ciudad y yo estaría aquí pero ¿dónde?

Probablemente la peor idea fue cuando tenía a Chuy en llamada y me preguntó mi madre si ya tenía a donde llegar. 
¿Me das asilo?

Parecía que él quería que regresara, que tendríamos una relación diferente. Aguantándome las ganas de llorar, abracé a mi madre y me subí al carro. Llegué a casa de Chuy pero él no estaba y todavía tardó dos horas en llegar.
No me esperaba.

Sola y rota, le rogué a dios o a mi padre que me ayudara, que me diera una señal. Y tal vez la hubo, los mensajes de Miguel, pero yo no hice caso. Esperé a que llegara Chuy.
No tengo a nadie. Nadie me eligió. 

Pero tampoco lo hizo Chuy. 
Tal vez debí haberle hecho caso a Alex desde el principio. Pero Alex tampoco estaba. Se enojó cuando le comenté lo que iba a hacer al salir de la casa de mi madre. 
Lo siento mucho. Le fallé a todos.