Probablemente la peor idea fue cuando tenía a Chuy en llamada y me preguntó mi madre si ya tenía a donde llegar.
¿Me das asilo?
Parecía que él quería que regresara, que tendríamos una relación diferente. Aguantándome las ganas de llorar, abracé a mi madre y me subí al carro. Llegué a casa de Chuy pero él no estaba y todavía tardó dos horas en llegar.
No me esperaba.
Sola y rota, le rogué a dios o a mi padre que me ayudara, que me diera una señal. Y tal vez la hubo, los mensajes de Miguel, pero yo no hice caso. Esperé a que llegara Chuy.
No tengo a nadie. Nadie me eligió.
Pero tampoco lo hizo Chuy.
Tal vez debí haberle hecho caso a Alex desde el principio. Pero Alex tampoco estaba. Se enojó cuando le comenté lo que iba a hacer al salir de la casa de mi madre.
Lo siento mucho. Le fallé a todos.