5.5.16
La máquina
La máquina estaba revisada por el ingeniero, sin daño aparente, salvo la última anomalía que se había reparado satisfactoriamente, pero al momento no daba los resultados deseados. Las luces se apagaron y se le dejó descansar. Sin embargo, en el recinto se hallaba un niño curioso que había gustado del sonido que emitía la máquina y se había escabullido por un hueco en la puerta que alguien había dejado abierta inconscientemente. El juego inocente al tocar los botones incorrectos encendió el mecanismo y más luces del sistema se hicieron notar. No faltó mucho para que le hayara el modo y la hiciera funcionar y entonces ocurrió lo inesperado: la máquina emitió un chillido liberando el producto y bajando la marcha hasta apagarse nuevamente. El niño estaba sorprendido y curioso. Escuchó voces provenientes de una habitación cercana y corrió a esconderse, prometiendo regresar a la siguiente oportunidad. Nadie supo cómo la máquina empezó a funcionar idealmente, no había manera de que alguien entendiera que la máquina requería la inocencia de un niño que jugara antes que tratar de estudiarla en modo científico. Puesto que la vida es un juego, el amor es producto y nosotros somos protagonistas de esta historia.