13.1.14

Despidiendo a Marce

Escribo esto con las lágrimas cayendo de mis ojos, incontenibles, inconsolables, dominadas por una tristeza que no se aparta. Mucho tiempo pasé pensando que si estando sola la vida sería mejor, pero una vez que pasó el examen de admisión nuestra amistad se reforzó, como si el lazo que nos mantiene unidas nos apretara muy fuerte. Su presencia ya no me parecía agotadora y sus pláticas se volvieron más interesantes, sus consejos más valiosos y sus abrazos eran tesoros gloriosos. Admito que soy feliz siendo esa persona que siempre está a su lado, que deja todo para ayudarla, para protegerla, porque lo he hecho siempre aunque a veces no quisiera. La amo inmensamente, más que mi vida y me cuesta dejarla ir. Si yo así me siento, me pregunto como estará mi madre. Mi pequeña hermana rubia emprende una etapa nueva en su vida, una carrera universitaria, partiendo esta noche de nuestra ciudad natal a la vieja e histórica donde hemos crecido... mientras yo sufro silenciosamente porque no quiero que se vaya, que me deje sola, y sin embargo, no soy capaz de decírselo porque estoy orgullosa de ella, de sus logros y del futuro que le espera.