19.8.13
XI
Se dice que la persona que más sonríe es la más triste, que la que te da mas ánimos es la que más necesita una palabra de consuelo, que quien se niega al afecto es la que más requiere de un abrazo, que la que aparenta estar bien es la que está al borde de la locura... Las apariencias engañan. Y heme ahí, platicando de la vida, como quien no quiere la cosa, sintiéndome orgullosa de haber participado en el pasado de alguien que va logrando metas, que va obteniendo lo que merece y más... Y preguntando por su vida, fuera de los éxitos laborales... Esperando (lo que no debería) tal vez una pregunta ¿Y qué tal tú?, creyendo que el tiempo que compartimos sería lo suficiente para que al voltear a sus ojos me dijera "te conozco, no estás bien", dándome cuenta de que no le importaba. Ilusa yo por esperar significar en las personas como ellas significan en mi. Ni siquiera una despedida, pudiendo ser la última vez que coincidamos. No me sorprendería que el día de mañana se olvidara de que un día me llenó de alegría y que mi mundo giró en torno a su felicidad. Supongo que Alejandro tuvo razón al decirme que los amigos no deberían de ser novios y los ex-novios nunca volverían a ser amigos.