5.1.13
El beso prohibido
Caminaba ella por la calle, mientras el aire hacia ondear su cabellera castaña, aquel día nublado. Sonreía, claro estaba. Se sentía feliz. Habían pasado algunos años desde que se había salido de casa, se sentía libre. El aire frío rozaba sus mejillas, se pusieron un poco coloradas. Pero esa no era la razón. Al final de la calle se encontraba él, tan guapo, vestía casual con un porte de elegancia que atraía las miradas. Sin embargo, a ella no le molestaba. En algún momento sus miradas se cruzaron, pasearon por la plaza, platicando, llegando a un bar, donde después de tres bebidas ella estaba perdiendo la cordura. Y fue así, que él se fijó en ella, en sus ojos, en su sonrisa, en la forma en que platicaba de su trabajo, en la manera en que se desinhibió y le robó un beso. El beso. Al llegar ella, él tomó delicadamente su mano. En sus ojos se notaba una tristeza. Debía dejarla ir porque aquella relación era prohibida. Ellos no debían de enamorarse, porque la vida así lo había dictado.