Estoy molesta con el mundo entero, al grado de odiar a todo lo que me rodea, con muy pocas excepciones. Y me siento mal por ello. Odio la gente que maneja pésimo (el 90% de los individuos de la ciudad), detesto al gobierno con su robo de dinero y los estúpidos "arreglos" de obras públicas, odio a mis profesores que creen que la vida es como ellos rigen, quisiera que mis padres no se metieran en mi vida (si ya estoy haciendo lo que ellos quieren, de perdido déjenme hacerlo a mi manera), detesto el hecho que mi hermana se ha vuelto una persona bastante desagradable, odio con toda mi alma las groserías de las personas y su necedad de ser los primeros, de competir y hacer menos a los demás porque son diferentes. Detesto que estoy en el lugar mas equivocado, donde no puedo ser como soy porque las personas opinan a causa de su falta de actividades relevantes en esta vida, porque no tienen un propósito y debo de ser como ellos: miserable, mal educada y odiosa.
Odio a Dios por lo que ha hecho con las personas, por cómo les ha permitido ser, porque a nadie le importan los demás, porque su egoísmo no los deja ver las cosas buenas de esta vida. Quiero ser el cambio: aquella persona que va a marcar la pauta para que todos seamos personas de bien, en un mundo donde la música guía los días, donde los colores son la luz y la risa la mejor solución. Pero mi ejemplo no es suficiente, se ve empañado por las envidias y las malas prácticas de mis semejantes. Exijo un mundo mejor, quiero una vida mejor.
