23.1.25

Hoy no

 Hoy existimos. Seguimos vivos. Seguimos respirando.


Leí mis últimos escritos y no puedo creer cómo todo se fue aún mas al fondo del pozo en el que me encontraba. "Terapia" decían muchas veces pero me pasé un año en terapia y aunque aprendí a no morir en vida, tampoco estaba viviendo.

Viví 3 meses (otra vez) en el otro continente, y hubo días donde no podía respirar.

El año pasado aparté a Gerardo cuando Chuy me dijo que quería arreglar nuestra relación. Creí que era lo mejor, pero Chuy encontró la manera de destruirme día con día, semana con semana, evento con evento, incluso cuando viví fuera. Busqué nuevamente a Gerardo para recibir dos mensajes donde explicaba visceralmente como realmente se sentía, y corté toda comunicación con él. Antes de irme, Chuy la eligió 2 veces, negó en mi cara 2 veces amarme y querer estar conmigo. ¿Qué más necesitaba ver? Me estaba subiendo al avión y yo solo me rompía por dentro, como la primera vez. ¿Qué sería de él? ¿Quién lo iba a cuidar? ¿Quién lo iba a abrazar cuando se sintiera triste? Siempre proyectando mi sentir en los demás. Mientras yo suplicaba por llamadas que me viera, que me escuchara, que no colgara, Chuy solo me ignoraba para salir con la misma persona que incluyó en su venganza contra mí. 

"Mira, mejor cada quien por su lado, ya no trabajaremos juntos, y es más, cuando regreses ni me avises" Justo cuando pensaba que no podía romperme más, lo logró. Me cuesta admitir que ya no siento lo mismo que antes, como si fuera una planta que se secó. Y regresé y nos volvimos a ver.


"Conocí a alguien". Tuve que confesarme.

Su nombre es Daniel. 


Vivo ahogada en la incertidumbre de no saber si estoy haciendo lo correcto, un miedo inmesurable al afecto de alguien más, la serie de preguntas sin respuesta que no me dejan dormir: ¿Habla en serio? ¿Me quiere? ¿Está jugando? ¿Seré su nuevo pasatiempo? ¿Será sincero? ¿De verdad cree en lo que dice?


Por otro lado, ¿Qué pasará con Chuy? Tal vez es mi propia idea de él, que le cuesta tanto abrirse, si lo dejo, si me aparto ¿Estará bien? No quiero que sufra, ¿Se sentirá solo? No quiero que esté solo, ¿Volverá a reír?


La serie de preguntas que se atoran en la garganta, la sensación de perderlo todo que hace que truenen los dientes al dormir, el vacío donde alguna vez hubo amor y ahora solo hay oscuridad, la máscara de forzarme a disfrutar cuando aún me siento triste, hecha ovillo en el piso negro y frío de madera, dentro del círculo de gis blanco, donde aguardo el regreso de mi padre, como la pequeña princesita. Ahí estoy. 

Hoy estamos bien, estamos en la parte alta de la montaña.