Yo ví como rodeaste su cuerpo con tus brazos, como pusiste tu cabeza en su hombro, y confirmaste mis sospechas cuando planeaste una salida en la que yo no estaba involucrada.
Eso me dejó triste hasta la noche, aunado de que mejor el bajista titular cree en que yo puedo con todo lo que involucra el escenario en vez de que tú te sintieras orgulloso de mí.
Y al final, yo soy la que no puede sentirse mal, cuando estoy contigo y viviendo lo que tú vives: las expectativas, la desesperación, las ganas bloqueadas, los momentos de angustia, las malas caras y las vibras negativas, tus crisis de salud y las consecuencias de las mismas.
Ya no quiero acompañar vidas ajenas ni vivir en otras casas. Quiero que se involucren conmigo, que compartan el momento, pensando en lo que tú quieres y yo quiero, que crezcamos juntos de todas las maneras: laborales, económicas, motivacionales, personales y en pareja. Soñar juntos y no apegarme a los tuyos.
¿Qué pasaría si quisiera seguir un sueño en el que no puedo esperarte? ¿A quién vas a sacrificar?