Debajo de las cobijas aun siento frío y sueño. Es hora de levantarse, ya no hay nada que hacer aquí. Yael se fue a trabajar hoy y me siento orgullosa de ella.
Después de 5 meses de ser uña y mugre 24/7, la extraño. Me hace falta su risa, su voz, su calor, sus caricias. Disfruto mucho de estar a su lado y este repentino silencio me es perturbador. Durante esos 5 meses aprendí a ser paciente, a estar callada a su lado y perdí mi filtro vocal puesto que me sentí con la confianza de decirle todo lo que pasaba por mi cabeza (cosa que no siempre fue buena). Es tan fácil dormir a su lado, es tan cálida y suave que su ausencia es helada.
En las noches me susurra cuanto me ama y sus brazos me rodean. Ella cree que no me doy cuenta, pero sus detalles me hacen amarla cada día más.
Ojalá no tarde mucho.