Caminaba de prisa, casi como si estuviera en peligro. El sol quemaba mi piel pero eso no importaba. No había comido nada en todo el día no podía Estaba demasiado nerviosa que olvide pagar el estacionamiento. ¿Quien querría verse en una plaza al mediodía Parecía que fuese algo secreto, aunque en verdad lo era. Era nuestro secreto.
Sabia que era temprano, pero no podía tranquilizarme. Y sabia que estaba mal.
Antes de salir de casa, tuve que mentirle a Andrés.
- ¿A donde vas tan apurada? - pregunto.
- Quede de ver a mi madre en el centro comercial. - mentí, y arranque tan rápido como pude.
Me siento tan culpable pero debía hacerlo. Debía sacarme esta sensación deslumbrarme y entender que era solo un efecto de las feromonas del ambiente. Amo a Andrés como nunca ame a nadie, pero esto sobrepasaba mis capacidades.
Sentía la piel al rojo vivo y estuve a punto de desistir cuando apareció a lo lejos. Su cabello negro y sus ojos verdes en contraste con su piel blanca, casi transparente. Si brillara, seria un personaje mas de una película de amor llena de vampiros, pensé, y esboce una sonrisa, correspondida por un saludo.
- Mucho gusto. - dijo y me beso la mejilla.
Ambos sabíamos que era prohibido, que no era correcto ante nuestras respectivas parejas, que esto podía terminar muy mal, pero nos sentamos en una banca a hablar. Sentí que me iba a desvanecer cuando me tomo de la mano y su voz grave ensordeció mi mundo.