Al empezar este año, había decidido fervientemente encausar mi ansiedad a situaciones que mejoren mi estado de salud, por ejemplo hacer ejercicio. Pero dado mi regreso a mi ciudad natal, me encontre en un ambiente en el que me sentía como una esclava de la sociedad y una extraña dentro de mi propia familia.
Aunque fuesen pocos días a comparación de los que pasare al lado de mis progenitores este año, el viaje a la capital fue una experiencia espiritual que podre agradecer durante el transcurso de esta etapa de la vida, en la que se supone que me he de convertir en un adulto hecho y derecho, tal como dice mi señor padre.
El asunto es que me siento una persona diferente. Con ganas de vivir el presente antes de que termine el mundo, como mencionan las profecías mayas y demás relatos apocalípticos y con la intención de dejar este mundo en mejores condiciones de como lo hemos encontrado (o como lo estamos transformando).
[Paréntesis: "Dejad el mundo en mejores condiciones de como lo encontramos"- Por Baden Powell, fundador del Escultismo Scout]
Sin embargo, heme aquí llena de ansiedad, con las mas grandes intenciones de regresar a la capital, en donde respiraba libertad y soledad combinadas en el unisono ruido que envolvía mis pensamientos mas idos mientras caminaba por las calles y tomaba el transporte publico, tal cual persona que ha vivido toda su vida en dicha ciudad.
No solamente la añoranza de volver me hacia comer mas de lo debido en mis días de retorno, sino también la idea, que pudiera ser ficticia, irreal, fantasiosa y, a la vez, tan real y racional, de saber que mi ser en mi localidad natal ha cambiado, tanto por lo que hice antes de irme como el contexto que se transformo en mi ausencia.
Quiero decir con esto, que las cosas ya no son las mismas para mi y me da mas ansiedad saber que yo me he alejado de las personas amadas y que estas, a su vez, se han ido de mi como consecuencia de mis actos (y me atrevo a decir en voz alta que lo hacen en una muestra de venganza).
No es que yo haya actuado mal. Y no es excusa ni justificación de que las situaciones previas a mi partida temporal se hayan dado en la forma en que ahora me reclaman silenciosamente en mis primeros días escolares. Debía ser así, por lo que debo aceptar lo que ha de traer el porvenir.
Añoranza de lo que fue y ya no sera. Añoranza de lo que pudo ser y no sera. Añoranza de esos brazos que me daban seguridad y, no obstante, llenos de un afecto familiar que siempre ha sido y asi sera.
Como volver a empezar, pensé cuando inicie mi viaje y, ahora que ha terminado, ¿como volver a comenzar si estoy en el lugar del que partí?
Pd. Consejo compartido: Menos comida y mas ejercicio.