De las cosas más raras que uno puede escuchar en esta vida es oír la respiración de Chuy al dormir. Ronca como si tuviera altavoz, pero lo más preocupante es cuando deja de respirar o cuando se detiene a mitad de la inhalación y su cuerpo se contrae buscando almacenar el oxígeno que no tiene cómo llegar dejando un espacio sin respirar, sin moverse, un pequeño vacío en su existir... Y de repente vuelve de golpe, como un bebé que llega a la vida, caótico, y Chuy exhala.