No he sido constante pero si ha disminuido, el control de la ansiedad para mejor salud. Disfrutar de esos momentos fugaces. Meditación.
El problema que tengo es darle importancia a las personas que me hacen daño, pero es algo que ya estoy dejando de hacer.
Ese par de niños rubios se roban mi corazón, hermosos con ganas. Me fascina que todo me platican, tan claro que no tengo que suponer que me están diciendo, tienen la imaginación que desborda alegría. La mirada que me regaló el mas chico y la pregunta que, aunque de momento me sorprendió, siempre la llevare en mi corazón.
Hay una seguridad inmensa a su lado, una protección, un cariño y un respeto. Esa sensación de que no tiene dividido el corazón sin apartar a las personas que ama, saber que tengo un completo y no compartido, entregado solo a mi. La fuerza de los abrazos. Compartir sueños, ideales, valores y sonrisas. La libertad de ser quien soy, incluso cuando me llora el corazón. No me ha dejado sola desde que nos reencontramos. Se ama sin prisa, reír a todo momento, una honestidad que duele pero libera, ama y no aprisiona, la verdad ante todo, porque sabemos que el honor esta en la palabra.