4.11.13

Kristian

Nueve años siguen pareciendo una eternidad comparada a los dos minutos en los que le hablé. A mi parecer está igual que en mis memorias, físicamente ha cambiado pero sigue siendo la misma persona por la que dejaba de respirar. Kristian tiene los ojos de un niño travieso, es alto, piel clara, mantiene la condición de jugador de fútbol americano, tiene la misma sonrisa de la que yo me enamoré y su voz ahora es más ronca. Me regresó a mis doce años, mi primer amor, que se cambió de escuela después de estar juntos un ciclo escolar en secundaria y a quien no volví a ver hasta hace dos noches. Recordó mi nombre sin titubear, aseguró haberme visto pero no estaba seguro de que fuera realmente yo, me abrazó y se despidió con su sonrisa que me quitaba el aliento diciendo "me dio mucho gusto verte". En mi mundo bizarro, dejé huella en su vida como él lo hizo en la mía y tiene ganas de volverme a ver. Le sonrío a mi mente retorcida.