Ocurrió que, mientras mi hermana estaba de viaje, aproveche para compartir tiempo con mi madre, tiempo que tal vez nunca habría sucedido si Marce no hubiera viajado. Y comprendí muchas cosas que siempre me dijeron y no quería ver.
Entonces sucedió un cambio en mi. A mi corta pero madura edad, me encontré frente a unas botas, las vi y me las puse. No era vanidad, pero por fin entendí por que las mujeres compran zapatos cuando se sienten tristes. Al verme en el espejo con las botas puestas me sentí... hermosa. Mi autoestima subió por completo. Salí de la tienda con las botas aun puestas.
Por otro lado, entendí que debía arreglarme un poco. Dejar las fachas de adolescente y mejorar mi imagen. Y me encontré en una estética preguntando por un consejo para mejorar mis cejas. El resultado, una nueva imagen con cejas arregladas y maquillaje casual.
Al final, te das cuenta que todos lo sabían todos lo aplicaban pero probablemente no estabas listo para comprenderlo. Como mujer, todas lo sabían, pero apenas había llegado mi momento de conocerlo.